¡HORA DE COMER!




Enseñar a comer bien a nuestros hijos implica una doble tarea. En primer lugar, el niño o niña debe adquirir unos buenos hábitos alimentarios, que consisten en comer de todo y en cantidades adecuadas, y en segundo lugar, el momento de las comidas es también un acto social, de relación con los demás, por lo que también debemos educar en el “saber estar” en la mesa, en el uso de los cubiertos, etc.
A veces, en el afán de los padres de que sus hijos coman, la hora de la comida puede convertirse en una persecución para que el niño/a abra la boca y trague lo que le damos. Esto genera sentimientos de frustración e impotencia en los padres, que ven como la hora de la comida se convierte en una lucha diaria.  Para evitar este tipo de situaciones debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

* El forcejeo de los padres para que el niño coma mientras llora no funciona. (Me pregunto si alguno de vosotros ha intentado comer mientras estabais llorando o muy nerviosos).  

*  Mantén la calma. La tensión que generes impedirá que el niño pueda tragar. Además reforzarás su conducta, porque entrarás en su juego y él  tendrá toda tu atención.


*  Es preferible que la hora de la comida se convierta en un momento agradable, donde hablamos de temas que al niño/a le gustan. Para facilitar estos momentos, es aconsejable comer con la televisión apagada, ya que los niños/as comen más rápido, se sentirán más animados a hablar y a contar lo que les sucede y podremos prestarle más atención para enseñarle a usar los cubiertos, a usar la servilleta, etc.  


Es importante  tener un horario fijo para comer y que este horario forme parte de las rutinas del niño/a.  Por ejemplo, si nuestro hijo aprende que después del cole siempre almuerza o que después del baño siempre cena, entra en una dinámica sencilla que le permite ir estructurando el tiempo y el espacio. El simple hecho de ir a lavarse las manos es una señal que indica el cambio de actividad y le hace ver al niño/a lo que toca hacer ahora.

* Dar un tiempo determinado para cada comida. Por ejemplo: desayuno y merienda 20 minutos y almuerzo y cena 40 minutos. Si el niño no come en este tiempo, retirar el plato en tono neutro (sin enfadarse ni discutir) y no volver a darle de comer hasta la siguiente comida.

Si no quiere comer déjale, lo hará más tarde. No cometas el error de cambiarle el plato por otra cosa que le guste más.

* No entrar en la dinámica de hacerle comer de cualquier manera con tal de que coma. No tiene sentido ir corriendo detrás del niño/a por los pasillos con la cuchara en la mano. Eso no contribuye a la adquisición de unos hábitos alimenticios saludables.

* A veces utilizamos elementos distractores, como la televisión o algún juguete, con tal de que el niño/a coma, pero esto también puede perjudicarnos más adelante, ya que el niño/a eternizará el momento de la comida, dedicándole más tiempo a estos elementos que a la comida.


*No llenes el plato del niño/a como si fuera un adulto.

*Si tu hijo rechaza un alimento determinado puedes ir mezclándolo paulatinamente con otro que sea más de su agrado, incorporando poco a poco más cantidad del alimento rechazado. También puedes usar la estrategia de darle lo que le gusta sólo después de ingerir el alimento que no le gusta

*Si a tu hijo/a le cuesta permanecer sentado durante el tiempo que dure la comida, pídele pequeños esfuerzos para que se siente, y sobre todo, refuérzale todo el tiempo que haya permanecido sentado    
 
* Prepara y avísale de la consecuencia positiva de su acción. (“Cuando hayamos terminado de comer, podrás…”)
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Podemos darle al niño/a pequeñas responsabilidades como pedirle que ayude a poner la mesa y reforzarle por ello.
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* Algunos padres prefieren comer con sus hijos mientras que otros prefieren hacerlo cuando éstos ya están dormidos o jugando. Si bien esto no es relevante, sí es importante que los padres permanezcan junto a sus hijos mientras estos comen. Si el adulto no está, o está a medias, no podremos cumplir la función socializadora de la que antes hemos hablado, como hablar con ellos de lo que les gusta o enseñarles a estar en la mesa.
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 *No dar de comer al niño/a si ya puede hacerlo solo/a. Esto más adelante nos puede traer problemas, ya que el niño/a se negará a comer a no ser que le de mamá o papá.
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 *Elogiar de forma sincera (sin sobreactuar) todos sus progresos.
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