¿CÓMO ACTÚO SI MI HIJO/A TIENE UNA RABIETA?


Las rabietas son estallidos emocionales (gritar, llorar, tirarse al suelo, patalear…) que surgen generalmente a partir de los dos años, cuando los niños comienzan a desarrollar su independencia y no les gusta que sus padres les digan qué hacer o les prohíban hacer lo que quieren en ese momento. Los niños/as, que todavía no saben expresar ni controlar sus emociones, estallan ante todo aquello que va en contra de sus deseos.



Las rabietas suelen producirse por varios motivos:
·         Cuando el niño/a está haciendo algo y le ordenamos hacer otra cosa (por ejemplo, está jugando y le decimos que hay que bañarse)
·         Cuando le decimos que no a algo que desea (nos negamos a comprarle un paquete de galletas en el supermercado)
·         Cuando se frustran porque algo no sale como ellos quieren (pierden a algún juego)
·         A veces se producen como llamadas de atención.

Cuando las rabietas son intensas, se prolongan en el tiempo, o se producen en público, suelen alterar a los padres y hacerles perder la paciencia, pero debéis recordar que vosotros sois los adultos y, por tanto, debéis mantener la calma. Vuestro hijo no ha adquirido todavía la capacidad para controlar sus emociones pero vosotros sí. Así que no os pongáis a gritar como él ni entréis en su juego.

En lugar de esto, debemos ignorar esas llamadas de atención (siempre y cuando el niño/a no corra peligro, por ejemplo porque haya unas escaleras cerca o esquinas con las que poder golpearse). Si esto ocurre, primero dejamos al niño en un lugar seguro y luego le decimos que no le vamos a atender hasta que esté calmado.

¿Cómo ignoramos las rabietas?

·         No miréis a vuestro hijo/a. No debe haber contacto visual ni gestos por vuestra parte.
·         Mantener una expresión facial neutra.
·         Alejaos. No debe haber contacto físico.
·         No hablarle ni hacer caso a sus palabras. No contestarle.
·         Cuando comience la mala conducta ignorarla de inmediato.
·         Ignorar la mala conducta todas las veces que ocurra.
·         No ceder ninguna vez a sus exigencias, si lo hacemos, estamos propiciando que las rabietas se repitan e incluso ganen intensidad en otras ocasiones.

Es importante tener en cuenta que al usar la técnica de ignorar, el comportamiento de vuestro hijo/a primero empeorará, pero si persistís en ignorar su conducta y no cedéis, con toda seguridad conseguiréis que mejore. Para ello es importante que actuéis siempre de la misma manera y que combinéis esta técnica con la de elogiar y prestar atención a los buenos comportamientos.

Así mismo, cuando se haya calmado, podremos prestarle atención y felicitarle por haber conseguido calmarse por sí mismo, ya que de esta manera, estamos desarrollando su autonomía.

Comentarios

Entradas populares de este blog

A LULÚ LE GUSTA EL COLEGIO

LA ADAPTACIÓN DEL NIÑO ADOPTADO A SU NUEVO HOGAR.

INSTINTO MATERNAL: ¿INNATO O APRENDIDO?